Chapter 7 - The Art of Believing in Yourself

Recognizing Yourself

Breaking Prejudices and Defending Your Path

From a young age, we learn to listen and internalize what others believe is “possible” for us. Phrases like:

“That’s impossible.”

“No one can achieve that.”

“Don’t waste your time.”

“You? Why don’t you just do something else?”

“When are you going to get a real job?”

“You don’t have enough experience.”

“You’re too old for that.”

…aren’t just words; they are stones that, when repeated, hit the ego and can leave invisible scars. That wounded ego turns into doubt, fear, and an inner voice saying, “I can’t,” “I’m not enough,” “I don’t deserve to try.”

Here’s the truth: these external voices only have power if you give it to them. Every time you let the prejudices of others define your path, you are giving up your freedom, your talent, and your opportunity to grow.

Acknowledging and validating your own desires, talents, and dreams is the first act of positive rebellion against a world that tries to limit you. It is not arrogance, but courage: the courage to walk your own path, to believe in yourself when no one else does, and to show that limits often only exist in the minds of those around you.

This chapter is a reminder that you have the final say over what you are capable of achieving, and every step you take toward your goals strengthens your ego, making it stronger, safer, and more authentic.

External Voices

Some words stick like heavy anchors that slow us down, while others can spark motivation to move forward. The difference isn’t in who says them, but in how you choose to listen and respond. Recognizing yourself means accepting that these external voices will always exist—some to discourage, others to encourage—but it’s you who decides which ones take up space in your life. Your path is not defined by opinions; it is defined by the energy and determination with which you choose to walk it.

Turn Your Failures Into Hidden Talents

Failure has a bad reputation. Many see it as proof that they aren’t enough, that they aren’t ready, or that they will fail. But failure isn’t an enemy; it’s a teacher. Every mistake highlights what needs strengthening and reveals lessons worth learning.

Every time you face a situation where things don’t go as planned, you have two choices: see it as defeat or see it as practice. And as the saying goes: practice makes the master.

Success almost never comes overnight. It is built with small, consistent efforts: those extra minutes you dedicate daily, weekly, or whenever possible. Progress is not always immediate, but discipline and consistency will eventually show results.

Social media distorts reality. What we see are polished videos, smooth transitions, and flawless performances. But behind each perfect clip are hours of practice, failed attempts, mistakes edited out, bruises, frustration, and infinite patience.

There are no shortcuts.

There is no magic.

Only technique, training, and effort.

Evolving With Experience

Another aspect often seen as a barrier is age, but it should be viewed differently: as accumulated experience and personal evolution.

Your body’s current condition depends 70–80% on your past decisions. What you did—or didn’t do—in the past months directly affects how you feel and move today.

(Excluding chronic illnesses or conditions that inevitably affect health.)

Movement, healthy habits, proper nutrition, and rest aren’t luxuries—they are pillars. They form the foundation that allows this extraordinary machine called the human body to function at its best.

Age is just a number if you decide it to be. A solid physical and mental foundation will let you continue doing what you love for as long as you want. Every experience strengthens your discipline, your technique, and your ability to create.

Yes, time leaves its mark: wrinkles may appear, recovery may take longer, energy may fluctuate. But none of this is a limit if you approach it as a source of learning and evolution.

Your art, your discipline, your passion—their true reach doesn’t depend on the number of years you’ve lived, but on how much you’re willing to invest in continuing to learn, grow, and perfect your craft.

And remember: experience opens doors that once seemed closed. It transforms mistakes into knowledge, falls into resilience, and time into mastery.

True Mastery

Recognizing yourself also means embracing a path of self-love, passion, and dedication. It means refusing to settle for superficial achievements or instant validation, and instead creating with integrity, technique, and quality.

Art blooms when nurtured with discipline, but it truly thrives when infused with love. Committing yourself without fear, without limits, and with genuine conviction is what turns effort into legacy.

Every rehearsal, every fall, every attempt, and every victory are not isolated events—they are part of your story. Together, they tell the path of someone who dares to keep moving forward despite doubts, fears, and external voices.

Let your work always reflect your best version—not because it is perfect or better than others, but because it is honest, passionate, and alive.

In Conclusion

START MAKING BETTER DECISIONS FOR YOUR FUTURE SELF. YOU WILL BE GRATEFUL YOU DID.

Capítulo 7

EL ARTE DE CREER EN TI: DE FALLAS A TALENTO

Reconocerse a uno mismo

Rompiendo prejuicios y defendiendo tu camino

Desde que somos pequeños, aprendemos a escuchar y a interiorizar lo que otros creen que es “posible” para nosotros. Frases como:

“Eso es imposible.”

“Nadie puede lograrlo.”

“No pierdas tu tiempo.”

“¿Tú? ¿Por qué no mejor te dedicas a otra cosa?”

“¿Y cuándo vas a tener un trabajo de verdad?”

“No tienes experiencia.”

“Ya estás grande para eso.”

…no solo son palabras; son piedras que, cuando se repiten, golpean directamente el ego y pueden dejar cicatrices invisibles. Ese ego herido se convierte en duda, miedo y una voz interna que dice “no puedo”, “no soy suficiente”, “no merezco intentarlo”.

Pero aquí está la verdad: esas voces externas solo tienen poder si tú se lo das. Cada vez que permites que los prejuicios de otros definan tu camino, estás renunciando a tu libertad, a tu talento y a la posibilidad de crecer.

Reconocer y validar tus propios deseos, talentos y sueños es el primer acto de rebeldía positiva contra el mundo que intenta limitarte. No es un acto de arrogancia, sino de valentía: la valentía de caminar tu propio camino, de creer en ti cuando nadie más lo hace, y de demostrar que los límites muchas veces solo existen en la mente de quienes te rodean.

Este capítulo es un recordatorio de que tú tienes la última palabra sobre lo que eres capaz de lograr, y que cada paso que das hacia tus objetivos es un paso hacia un ego más fuerte, más seguro y más auténtico.

Voces externas

Algunas palabras se instalan como anclas pesadas que frenan nuestro avance, mientras que otras, paradójicamente, pueden convertirse en chispas que impulsan a seguir adelante. La diferencia no está en quien las dice, sino en cómo decides escucharlas y qué haces con ellas. Reconocerse a uno mismo significa aceptar que esas voces externas siempre van a existir —unas para desanimar, otras para alentar— pero eres tú quien decide cuáles ocupan un lugar en tu vida. Tu camino no lo definen las opiniones; lo define la energía y la determinación con la que decides construirlo.

Convierte tus fallas en talentos ocultos

El fracaso tiene mala fama. Muchos lo ven como prueba de que no son suficientes, de que no están listos o de que no podrán. Pero el fracaso no es un enemigo: es un maestro. Cada error señala lo que hay que fortalecer y muestra lecciones que vale la pena integrar.

Cada vez que te enfrentes a una situación en la que las cosas no salgan como esperabas, tienes dos caminos: verlo como derrota o verlo como práctica. Y como dice el dicho: la práctica hace al maestro.

El éxito casi nunca llega de un día para otro. Se construye con pequeños esfuerzos constantes: esos minutos extra que dedicas diariamente, semanalmente o cada vez que las circunstancias lo permitan. El progreso no siempre es inmediato, pero la disciplina y la constancia tarde o temprano muestran resultados.

Las redes sociales han distorsionado esta realidad. Lo que vemos son videos editados, transiciones suaves, presentaciones impecables. Pero lo que no se ve son las horas de entrenamiento, los intentos fallidos, los errores cortados de la edición, los moretones, la frustración y la paciencia infinita detrás de cada movimiento.

No hay atajos.

No hay magia.

Solo hay técnica, entrenamiento y esfuerzo.

Evolucionando con la experiencia

Otro aspecto que muchas veces se percibe como barrera es la edad, pero quiero que la veas de otra manera: como experiencia acumulada y evolución personal.

La condición física que tienes hoy depende en un 70–80% de tus decisiones pasadas. Lo que hiciste —o dejaste de hacer— en los últimos meses se refleja directamente en cómo te sientes y cómo te mueves.

(Descontando, por supuesto, enfermedades o condiciones crónicas que alteran la salud de manera inevitable).

Moverse, mantener hábitos saludables, cuidar la alimentación y respetar los tiempos de descanso no son lujos, son pilares. Son las bases que permiten a esta maravillosa máquina llamada cuerpo funcionar en plenitud.

La edad es solo un número si tú decides que lo sea. Una buena base física y mental te permitirá seguir haciendo lo que amas, por el tiempo que quieras. Cada experiencia vivida fortalece tu disciplina, tu técnica y tu capacidad de crear.

Claro que el tiempo deja huella: las arrugas aparecerán, la recuperación es más lenta, la energía cambia. Pero nada de esto es un límite si lo enfrentas desde la perspectiva del aprendizaje y la evolución.

Tu arte, tu disciplina, tu pasión —su verdadero alcance no depende de los años que tengas, sino de cuánto estés dispuesto a invertir en seguir aprendiendo, creciendo y perfeccionando.

Y recuerda: la experiencia abre puertas que antes parecían cerradas. Es un regalo que transforma errores en conocimiento, caídas en resiliencia y tiempo en maestría.

La verdadera maestría

Reconocerse a uno mismo también es aceptar un camino de amor propio, pasión y entrega. Significa no conformarse con logros superficiales o validaciones rápidas, sino crear con integridad, técnica y calidad.

El arte florece cuando se cultiva con disciplina, pero realmente vibra cuando se hace con amor. Dedicarte sin miedo, sin límites y con convicción genuina es lo que convierte el esfuerzo en legado.

Cada ensayo, cada caída, cada intento y cada triunfo no son episodios aislados; forman parte de tu historia. En conjunto, narran el camino de alguien que se atreve a seguir adelante a pesar de las dudas, los miedos y las voces externas.

Que tu obra sea siempre un reflejo de tu mejor versión —no porque sea perfecta o porque supere a otros, sino porque es honesta, apasionada y está viva.

En conclusión

COMIENZA A TOMAR MEJORES DECISIONES PARA TU YO DEL FUTURO. TE LO AGRADECERÁS.

Next
Next

Chapter 6 - A harsh truth, but a necessary one